Lo mismo que podría afectarte negativamente el entrenamiento en cualquier otra materia.
Cuando entrenas puedes lesionarte, o puedes notar cierta resistencia en tu cuerpo (si el entrenamiento es físico), o en tu mente (si es intelectual), por falta de adaptación a ese nuevo evento.
Se entumecen e inflaman los tendones y músculos cuando se empieza a entrenar, pero después la masa muscular aumenta y se adapta a la nueva situación. Cuando se empieza a entrenar la mecanografía parece que los dedos huyan de la tecla correcta, hasta que se integra esa motricidad fina.
Con la espiritualidad no va a ser diferente. Al principio, en función de tu nivel de partida, podrías observar cómo se vienen abajo algunas de tus creencias fundamentales, y eso podría causarte duda o indecisión. También podrías experimentar “agujetas” espirituales (¡Ja, ja, ja!) en tus primeras prácticas concretas, o al exponerte a determinados conocimientos que creías imposibles.
Pero te aseguro que no te va a afectar negativamente. No corres peligro.