No existe evolución sin formación, no existe crecimiento sin experimentación, no existe conocimiento sin práctica, no existe experiencia sin exposición.
Por estas y muchas otras razones, creo firmemente en que la formación siempre es una pieza clave para la evolución, en ese caso espiritual. Curiosamente nuestro modelo de sociedad ya hace muchos siglos que se ocupó de marginar los conocimientos ancestrales (y sagrados) que proveían al ser humano de poder personal, consciencia y libertad. Hoy día mucha de la formación institucional está diseñada para favorecer las estrategias de los gobiernos nacionales y supranacionales, y de las organizaciones mundiales que los regentan en la sombra.
Te propongo aquí mi aportación desde mi propia experiencia adquirida con el tiempo.